COMPAÑEROS DE CAMPSARED



"Podeis decir lo que pensais de vuestros encargados, de los objetivos, de la venta activa, de los cursos, de Sumando valores, seguridad, promotores del cambio, sindicatos, y todo lo que querais. Hubo en tiempos un blog de un compañero en donde mucha gente dejó sus comentarios, hoy no existe y como alternativa nace CAMPSARED BLOG, para reunir a todos los que somos COMPAÑEROS DE CAMPSARED"

Este blog, como indica en la cabecera, originariamente fue creado por un compañero llamado EXPENDEDOR-VENDEDOR el 20 de noviembre de 2008 pero problemas técnicos le impidieron actualizarlo, lo que dio pie a la creación de esta segunda etapa renovada que es la que se abre a continuación.
Como aquel, mantiene la idea de tener una plataforma de comunicación, de reivindicación y sobre todo un medio de expresión para todos los trabajadores de CAMPSARED y de REPSOL, y a la que quedan invitados cualquiera de los trabajadores de EESS sean cuales sean sus marcas.

Bienvenidos todos a este foro de diálogo e información.

Recordar que si visitais esta página por primera vez, para conocer el contenido completo de este blog desde su nacimiento, deberíais comenzar por el antiguo blog pinchando en este enlace:

'www.campsaredsprint.blogspot.com'





5 de febrero de 2012

EL CRACK (3ª parte)

A todo esto, comenzaron  a circular serios rumores que hablaban de ascenderlo, darle categoría de expendedor aventajado, de encargado de turno o de impulsor de ventas a jornada parcial.

Bonifacio, que así se llamaba esta figura de las artes y las ventas, se convirtio en un tipo popular, todos buscábamos su apoyo y colaboración.  Decíamos -¡Boni! - abreviándole el nombre -¿Me haces dos horas este viernes? -
- Claro hombre, lo que haga falta. -
- Pero no te las voy a devolver -
- No te preocupes, si son por un amigo...-

Y así fue prolongando su leyenda, traspasando fronteras en popularidad.  Le llamaban de Murcia, o de Teruel - ¡Oye! ¿Puedes venir este domingo por mi que quiero ver el Madrid-Barsa por la tele? , que te lo pague el encargado a fin de año -
- Por su puesto, lo que me pidas, los compañeros lo primero, ahí estaré -

Todo iba viento en popa, todo el mundo lo respetaba y lo quería.  Trabajaba librando tres o cuatro días cada mes, haciendo bajas y refuerzos, desplazándose donde fuera sin exigir ni un céntimo por horas a la empresa, -ya me lo pagareis cuando podais - decía.
Bonifacio, se había ganado a los expendedores y a sus jefes.

Pero ocurrió una gran desgracia.  Aquel verano, 'Boni', que había renunciado a irse de vacaciones para arreglar los jardines de la gasolinera, empezaba a mostrar algunos signos de cansancio, ya no cuadraba a 'cero', y las limpiezas y trabajos no eran tan finos como antes. La crisis, incrustada de lleno en nuestras vidas, ya no le permitía alcanzar las cotas del principio.

Se propagó el rumor de que la fama le había nublado el pensamiento, que se escondía de ciertos cometidos, y que sus ventas de SPO y de Rascas habían bajado mucho.

Aquella tarde del 11 de septiembre, Bonifacio sintió romperse sus dos 'torres gemelas'.  Cuando salía a la pista para limpiar los restos de una mancha, pisó mal un bordillo y cayó al suelo con estrépito rompiéndose un tobillo.  La mala suerte se cebó en un instante con su cuerpo, pues fue a clavarse el palo de la escoba por el culo en la caída,  y además, se lo llevó por medio un coche que venía a repostar partiéndole por cuatro sitios la otra pierna.

Era el final de un mito.  Le recogieron dolorido, aún con el palo haciendo asta entre sus carnes. Nadie se atrevió a desprenderlo, era como la espada excalibur clavada entre sus nalgas.  La gente se mofaba, y aún así, quiso cerrar el turno y rellenar varios checklist que le faltaban, pero se lo impidieron, y le arrastraron al hospital entre risitas contenidas. Fue algo triste, y sin embargo estábamos descojonados, una pena.

Aprovechando el accidente le robaron dinero de la caja, seis aceites de oliva y cinco paletillas de Guijuelo.
La empresa le descontó todas las faltas de su nómina, le sancionó sin empleo y sueldo por no llevar chaleco durante el atropello, y otros quince días más por trabajar más horas de las establecidas.

Bonifacio alegó que era accidente laboral, fue a pleito, pero la empresa se negó,  considerando que estaba haciendo el turno de un compañero sin estar reflejado en el cuadrante,  y además le acusaron de realizar actividades peligrosas como "correr" dentro del turno de trabajo. Le retuvieron la nómina y las pagas, le acusaron de provocarse la lesión y el atropello en un morboso afán de darse fama.  Le achacaron buscarse una salida fingiendo el accidente para sacar dinero,  y finalmente le acusaron de 'atentado social'  contra la buena imagen de la empresa, puesto que aparecieron fotos de Bonifacio en internet con el palo metido por el culo vistiendo el uniforme del trabajo en medio de la pista que alguien colgó en la Red horas después del incidente.
Todo un desastre. La lesión soldó mal, y tuvo varias recaídas. La empresa le tildó de farsante, de exagerar dolores, de falsear la verdad.  Tuvo una depresión, le abandonó su esposa y sus dos hijos, los vecinos le hacían pintadas homófobas sobre la puerta, perdió las amistades por vergüenza. En las alturas se comentaba que todo era 'cuentitis', que era un tipejo despreciable, con deleznables apetencias sexuales y un aprovechado, una lacra para los presupuestos, una maldita sabandija sin escrúpulos y con fortuna para lograr algunas buenas ventas. Además, y por aquello de la confianza, Bonifacio firmó al principio papeles sin mirar en los que renunciaba al finiquito y a hacer reclamación alguna en el futuro.

Aquello acabó mal, tuvieron otro juicio y al cabo de diez meses sin cobrar, hubo sentencia, y lo perdió.  Y encima le multaron por escándalo público,  le descontaron las costas de su sueldo pendiente, le exigieron más de siete mil euros por daños y perjuicios, y le despidieron con viento fresco.  Su trabajo fue sepultado por el tsunami del suceso. Destruyeron sus videos, sus carteles, su imagen, y la sustituyeron por la de un chico de Valencia que por lo visto era una fiera. La gente tiró cualquier recuerdo por verguenza, eliminaron sus fotos de los móviles, y nadie volvío a nombrar a Bonifacio salvo para echar unas risas cuando se hablaba del homenaje a la bandera.  

Moraleja:  'Arrímate lo justo a la lombriz, por si se convierte en anaconda', ¿¿Qué??, osea, limítate a cumplir con tu trabajo sin alardes, exige lo que es tuyo, y no esperes medallas ni favores. Las empresas suelen tener mala memoria.

FIN
El final de un mito: El "crack" (Campsared Blog)

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Antes de leer este relato deberías dirigirte a EL CRACK (1ª Parte) y leer el principio de esta historia.






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