COMPAÑEROS DE CAMPSARED



"Podeis decir lo que pensais de vuestros encargados, de los objetivos, de la venta activa, de los cursos, de Sumando valores, seguridad, promotores del cambio, sindicatos, y todo lo que querais. Hubo en tiempos un blog de un compañero en donde mucha gente dejó sus comentarios, hoy no existe y como alternativa nace CAMPSARED BLOG, para reunir a todos los que somos COMPAÑEROS DE CAMPSARED"

Este blog, como indica en la cabecera, originariamente fue creado por un compañero llamado EXPENDEDOR-VENDEDOR el 20 de noviembre de 2008 pero problemas técnicos le impidieron actualizarlo, lo que dio pie a la creación de esta segunda etapa renovada que es la que se abre a continuación.
Como aquel, mantiene la idea de tener una plataforma de comunicación, de reivindicación y sobre todo un medio de expresión para todos los trabajadores de CAMPSARED y de REPSOL, y a la que quedan invitados cualquiera de los trabajadores de EESS sean cuales sean sus marcas.

Bienvenidos todos a este foro de diálogo e información.

Recordar que si visitais esta página por primera vez, para conocer el contenido completo de este blog desde su nacimiento, deberíais comenzar por el antiguo blog pinchando en este enlace:

'www.campsaredsprint.blogspot.com'





4 de agosto de 2015

TU Y YO, FRENTE A FRENTE


Seis de la tarde de un verano chamuscante. Hora de repostar (maldita hora). Te paras en el surtidor 4 con tu cochecito de los Pica-piedra para darle su ración de bebida semanal, los 10 o 15 litros que te permiten ir al pueblo los domingos y el resto de los días ocupar sitio en tu cochera.

Cuando llegas, observas que hay varios coches repostando y algunos de sus ocupantes un pelín alterados por algún motivo. Todas sus miradas se dirigen a un sitio: al interior del edificio, donde un sudoroso gasolinero, con cara de concentración budista, atiende la cola de gente que también se le ha formado en la tienda. No entiendes como el muchacho ése, o sea, yo, tarda tanto en salir. ¿Les está recitando un sermón bíblico? ¿También hacen representaciones teatrales de Shakespeare?  No te extraña, piensas, ¡Si es que ahora en las gasolineras se hace de todo!

Mientras reflexionas sobre éste y otros asuntos de la misma trascendencia, yo me dedico a vincular tarjetas Travel y a explicar que la naranja no es de descuento, que sólo da puntos, que no anula la otra, etc. Y las gafas, que se las prueban, las dejan, las vuelven a coger. Qué si pregúntale a la Jesi o a la abuela a ver si ellas las quieren, y tu mientras sonríes, patitieso, como si disimularas un retortijón.


En esas salta otro, que vocifera para que le atiendas de una vez, que tiene prisa. Al final parezco una araña de tanto entrar y salir del agujero. O una hormiga hacendosa de esas chiquitillas, que van y vienen con las migas de pan que se caen de los bocatas, antes de que venga un gorrión y se las lleve. Mi expresión facial debe de ser similar a la de Freddy Krueger, porque los conductores me empiezan a mirar con miedo, debo haberme transformado en un alien, y los clientes desfilan muchos sin recoger los tickets ni las vueltas. -Que tengas buena tarde- susurran, y las mujeres salen pitando de una carrerita hasta su coche no me vaya a comer a alguna.

Sin embargo, esta concentración de sangre en la cabeza ha servido para despejar el cotarro. Compruebas que poco a poco has ido atendiendo a todo el mundo, y que incluso ya ves la luz al final del pasillo del Matutano.


Hay quienes evitan más esperas y se sirven ellos mismos. Tu, osea, tu, prefieres esperar, aunque tarden un año en atenderte, porque así piensas que generas puestos de trabajo (sic), que es como pensar que por tirar basura fuera de los contenedores iban a contratar a más empleados de limpieza en los ayuntamientos. O que si me lío a puñetazos en las fiestas de mi pueblo, fomentaría las contrataciones eventuales en las clínicas dentistas. Total, que después del eterno rato de odisea, yo mismo, osea, yo, el que busca recuperar oxígeno, y cuya garganta parece un estropajo de tanto darle al palique, y ofrecer las dichosas lupas, convencer a la gente de que no les quiero engañar con la nueva tarjeta y fomentando su ludopatía con juegos de azar, por fin llego ante tu magnánima presencia.

Y allí estamos tu y yo, frente a frente.Te cuadras y todo, como en la mili, para parecer más alto que quien te va a atender. Por supuesto, en este rato, ni siquiera se te ha ocurrido abrir el tapón del depósito, no te fueras a manchar. Crees que esos guantes de un solo uso que están a tu disposición son de adorno. Tu eres un señor y un caballero y ante ciertas bajezas no estás dispuesto a transigir, así te cueste la vida. Como les ocurría a las tropas de infantería españolas, embarcadas en una galera de guerra en la edad media, que aún a riesgo de ser alcanzados por una embarcación enemiga, cuando se les sugería echar mano a los remos para ganar velocidad, estos respondían que eran hijos de hidalgos y aquello era trabajo de delincuentes y tiñosos, así que preferían morir ahogados.

Pese a todo esto, yo abrevio, te desenrosco el tapón y te pregunto por el tipo de caldo que quieres para tu maquinón de 30 años. Me respondes como si lo tuviera que saber por obligación, pese a que es la primera vez que te veo, aquello de "el que me echáis siempre", y me entran sudores fríos cuando, para más inri, en la tapa de este vetusto artilugio de cuatro ruedas no pone ninguna indicación del combustible que usa. Tiro de intuición.

Una vez que inicio el repostaje, mientras ruge la bomba del surtidor, y después de verme cual bumerán, ir de pista a tienda y viceversa, me preguntas que si estoy solo. En ese momento me pongo el disfraz mental de acompañante de ascensor, y en lugar de contestarle como debiera, me limito a confirmar la evidente realidad, que no, pero que como estoy enamorado de mi transparente compañero, no puedo dejar de mirar hacia la tienda a cada instante...

Dado que mi respuesta no ha ido por esos derroteros, y ha sido amable en vez de borde, tú me empiezas a contar leyendas de cuando en esa gasolinera había hasta cuatro empleados por turno a todas horas; incluso cuando cerraban.Y te miraban el aceite, te miraban la presión de las ruedas o te cambiaban el neumático directamente.

Otros te llevaban el pan a casa, y te sacaban del coche haciéndote la sillita de la reina, o te daban un masajito ¡qué vergüenza ahora!  Ya hablaré con tu jefe porque esto no puede ser.

QuÉ sorpresa se va a llevar cuando sepa que mi encargado soy yo mismo, porque también llevo la gestión de la estación 20 horas a la semana (en teoría, porque suelen ser 120).  Por suerte -pienso- este señor no participa en el programa E3 porque cuando le ofrecí el tique, poco más y me lo tira a la cara.

Por supuesto, el va a una gasolinera a por gasolina, y todas esas chorradas no deberíamos venderlas nosotros. Así que desistí de ofrecerle cupones, gafas y tarjetas, no fuera a sugerirme lo que podría hacer con ellas en cierta parte de mi anatomía.

Cuando se marcha, nuestro querido hidalgo se va con la sensación del deber cumplido y la justicia bien servida. A mí me la van a dar -cree- estos tenderos de pacotilla. Lo que tendría que hacer el gobierno es dar más trabajo, y a mi subirme la pensión. Y la leche y el pan gratis. Y el domingo todo el mundo a misa, que no debería trabajar nadie, bueno, salvo el camarero que me pone el vermú, los futbolistas, el propio cura, las prostitutas... la patulea de mediocres, vamos.

Mientras le observo irse, echo un trago rápido de agua y sigo a lo mío. Esperemos que como dice este buen hombre, contraten a alguien más para echarme un cable. Por el bien de mi salud. Yo sé que mis jefes me quieren y les importa mucho mi estado mental y físico, y en cuanto lean estas lineas me harán caso ¿verdad?


Artículo escrito por Vendedor Activo, decorado por Anksunamun. POR FAVOR, NO DEJES DE VOTAR ESTE ARTÍCULO A CONTINUACIÓN. GRACIAS